sábado, 12 de enero de 2008

Claudio Antonio Tovar Aranguiz

El mayor de los hijos del matrimonio de Fidelio y Leonor. Debido a sus enfermedades desde pequeño (un extraño tipo de retención de líquidos ya pasados los 12 años y una serie de cirugías dentales) lo hicieron muy dependiente e hipersinsible. No canaliza sus emociones y tiene un sentido un tanto desvirtuado de la realidad. Cualquiera diría que se quedó en el pasado, desde la música que escucha, la casa donde habita y su vestimenta. 47 años, separado, sin hijos y aficionado al piano y al órgano, Claudio carga con la mochila de su soledad y el autoexilio de lo que queda de la familia Tovar, que a diferencia de los Prado , no tienen el concepto de Gran Clan.

Su inestabilidad descansa en la sobreproteccion de su madre y el ensimismamiento de su padre, el difunto Don Fidelio quien no intervenía en la crianza de sus hijos, siendo solo el proveedor. Otro penoso caso de Matriarcado recalcitrante, la voz de mando en esa casa era la suegra, la abuela de Claudio y de su hermana menor, que año a año lo opacaba son su madurez, autonomía y aciertos académicos. Debido a ello Claudio guarda cierto rencor hacia Eufemia.

Mientras Don Fidelio Tovar se repartía entre sus taller mecánico, sus horas extras de noche taxiando, y sus paseos dominicales al Persa Bio Bio en busca de alguna antigüedad o cacharro interesante, que se sumaban a su larga colección, su suegra hacia y deshacía con la psiquis de sus nietos, menoscababa al joven estudiante ante sus caídas comparándolo siempre con los demás, y recluía a la inquieta Eufemia privándola de su desarrollo normal, pese a todo ello, la porfía y voluntad de la niña la hizo fuerte y segura.

Nunca quiso ir mas allá del Tercero de Humanidades, anulando toda futura posibilidad de buen porvenir, a pesar de que su ex – esposa , Rita, se ofreció cubrir lo que le restaba e incluso una Universidad, pero la comodidad y el orgullo le pudieron a la incondcionalidad de la abnegada mujer. Rita aburrida ya sus escenas de celo, egoísmo, desdén y flojera lo abandonó a los 4 años de matrimonio. Hoy en día saca partido aun carro de supermercado “enchulado” y vende en cafés y tes en el sector de la Vega y Mapocho, con los años ha criado una fiel clientela complementando el servicio con sandwiches y queques, pasando siempre el aviso de que los fin de semanas se ofrece para tocar el órgano en uno que otro evento.

Dato extra : El pequeño Lalo recuerda siempre a su tía política Rita. Quien sentía un cariño especial por el y su cuñada. Hay mas de una foto donde sale ella presente en “ritos-típicos-de-niño-de-pre-básica”.

Nota: foto de Óscar Monzón Moreno

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