lunes, 5 de noviembre de 2007

Pascual Osvaldo Beltrán Céspedes

Ingresa en la Generación Maldita en el año 2002. Perteneciente a la Primera camada, la del 1ºN. Beltrán esta acostumbrado a ser rechazado. Desde primero medio que fue el juguete del curso, encabezando la lista de los personajes mas odiados por sus pares y mas de algún profesor.

Es quizás lo natural de Pascual lo que muchos detestan o que simplemente no se avergüenza de reconocer que es un pavo como muchos, sin miedo a hacer el ridículo o tratar de unirse a cualquier grupo del Liceo, este personaje trata de sobrevivir el día a día a punta de ofensas y burlas.

Estamos ante un vivo ejemplo de lo que hoy por hoy llaman “bullying”. Con la novedosa salvedad que Beltrán fue el precursor, tanto como golpeador (en sus primero años) y hasta ahora como golpeado.

Sus roces sociales suelen ir desde los reconocidos delegados del Ctro. de Alumnos, pasando por los “cabeza-de-pelota” (o pseudo-deportistas, que hablan de-campeonatos-de-no-se-que-mierda-todo-el-tiempo) hasta los rezagados: uno que otro autista, uno que otro homo, y por ahí algún suicida.

¿Por qué este gregarismo innato de Beltrán? Su especial humor y alegría es algo que nadie le puede hacer asco. Todos aquellos que lo siguen odiando se habrán reído con él mas de una vez, y no de él. Siempre el chiste por delante, antes del saludo diario, forman parte de su sello personal

Le angustia su virginidad a los 18 años, su fracazo con las mujeres y a ratos su conflicto social. Ya que Pascual no se siente odiado, sino que incomprendido.


Del Clan Céspedes:

Se hace mención al apellido materno del maldito, por una infancia marcada por un matriarcado rígido, castrante y casi-militar. La repentina partida del padre de Beltrán dio paso al rencor que hasta nuestros días le profesan Pascual y su madre. No así su hermana melliza. Quien mas candida, se muestra receptiva al paulatino y discreto retorno del prófugo progenitor.

No es tema para Beltrán, eso no lo comenta, ni lo profundiza. Un día le dijo a Prado : “Odio a mi padre”.

En un familia donde mandó durante muchos años la abuela materna, y luego una madre desesperada, difícil es el desarrollo de estos dos adolescentes ante el mundo moderno y sus conflictos. Estando ambos en colegios exigentes y socialmente heterogéneos. Los mellizos carecen de ternura, y están condenados a relaciones sadomasoquistas, muy acostumbrados al sufrimiento y con cero complejo de victima: todo lo percibirán como normal. Pero potenciales depresivos, sobretodo Pascual por ser mas inseguro que Karina.

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